Y
si decepcionante es "Shutter, de brillante se puede calificar
el otro film tailandés de la mañana. Cinco años
después del atípico western "Las lágrimas
del tigre negro", Wisit Sasanatieng nos trae su segundo trabajo,
la estupenda "Citizen Dog". Narrada por el prestigioso realizador
Pen-ek Ratanaruang, el largometraje es una tragicomedia urban de corte
surrealista, sobre las vivencias de un grupo de personas que habitan
en Bangkok, encabezada por Pod, un humilde trabajador de esta urbe.
Sin llegar a la psicodelia de su anterior trabajo, en "Citizen
Dog" se sigue respirando ese ambiente pop, gracias al
colorido que asalta cada plano. La imaginación del director
a la hora de planificar secuencias y de construir personajes es inabarcable,
llenando la pantalla de imágenes fantasiosas.
Pero por encima de lo pintoresco de la narración, lo más
apasionante de "Citizen Dog" es su trasfondo social, ya
que la película funciona perfectamente como una metáfora
de sueños y deseos incumplidos de la clase trabajadora. Wisit
Sasanatieng nos presenta un amplio abanico de completos perdedores,
que necesitan crear ese mundo personal y fantasioso para huir de una
realidad hiriente. Tenemos a Pod, el chico que se marcha de su pueblo
pero que debe regresar tras fracasar en la gran ciudad, y que es imposible
de enamorar a la joven Jin, una limpiadora cuyo único propósito
es conseguir leer un libro escrito en otro idioma. A éstos
les acompaña Jod, amigo de Pod, que se enamorará de
una inmigrante china que se cree de sangre real pero que se gana la
vida en un restaurante asiático. A pesar de esta aparente felicidad,
el escepticismo de los protagonistas se palpa en una búsqueda
constante de una felicidad inalcanzable en la metrópolis tailandesa.
"¿Prefiero un sueño o una historia de fantasmas?
Lo segundo, porque en mi pueblo se han visto fantasmas pero nunca
he visto cumplirse un sueño." Maravillosa y a la
vez triste sentencia.
Poco voy a comentar de "New Police Story", más allá
de convertirse en el regreso de Jackie Chan al sitio de donde salió.
Historia de policías y jóvenes delincuentes que deja
claro que al bueno de Jackie los papeles dramáticos no le sientan
muy bien, dada su limitación como actor. Pero como uno sabe
lo que va a ver, pues lo importante es que las secuencias de acción
son cuantiosas y divierten, y el sentido del humor aparece a partir
de la mitad del relato, lo que mejora el resultado final. Eso sí,
124 minutos parecen demasiados para esta historia.
La
última película de este largo día fue la esperadísima
"Seven Swords", montaje corto obviamente. Por última
vez dejaremos claro que no se trata de un remake de "Los 7 Samuráis",
sino que adapta libremente la novela en la que se basó aquella.
Es imposible comparar "Seven Swords" con "Los siete
samuráis" por dos razones: la primera porque la superproducción
china dura sobre las 2h y 15 min. y la de Kurosawa casi 4 horas; y
la segunda porque Tsui Hark no es ni tan narrador ni constructor de
personajes como el "emperador del cine".
Se nota que estamos ante una producción muy ambiciosa, rodada
con muchos medios y que contiene un tono altamente épico. En
su montaje corto, Hark concede más importancia a las espectaculares
escenas de acción que a la psicología de sus héroes.
Este hecho perjudica de forma evidente a las secuencias intimistas
entre los protagonistas, cogidas con pinzas y metidas con calzador
en la narración, en base a elipsis poco esclarecedoras, dotando
al film de un aire excesivamente folletinesco.